La Universidad ha difundido los aportes más valiosos de las experiencias históricas de la educación. Ha incursionado, hasta hoy, en casi todos los aspectos de la formación, la capacitación y el perfeccionamiento de la profesión docente. Sin embargo, ha sido en el horizonte de la educación inicial que más tardíamente ha comprometido su intervención pedagógica, y en el que, paradójicamente, menos atención ha brindado tanto en términos de política institucional como en el desarrollo de las potencialidades humanas y la asignación de recursos financieros.
En 1969, en la trama de la implantación de la Reforma Educativa, aprobada mediante Decreto Ley Nº 19326 y de la Ley Universitaria Nº 17437, se inicia la formación de docentes especializados en ese nivel educativo, al crearse el Programa Académico de Educación Pre-escolar. Aún cuando el Programa no tuvo un desarrollo autónomo y sostenido, desde esa fecha esa tarea ha continuado hasta la actualidad. Fue un primer esfuerzo por acopiar y aplicar el legado importante de pedagogos e intelectuales del país y de las diversas vertientes del pensamiento latinoamericano y universal acerca de la educación de los niños y niñas menores de 6 años.
Al entrar en vigencia la Ley Universitaria N° 23733, el proceso de adecuación institucional permitió la creación de la Facultad de Educación Inicial. El Estatuto y el Reglamento General, vigentes aún hoy, legalizan su existencia como una de las unidades académico -profesionales, la más reciente en la vida institucional. De reconocida necesidad para la educación del país.
Desde entonces, con escasos recursos materiales y una plana docente ordinaria muy pequeña, ha ensanchado significativamente tanto los conocimientos científicos, pedagógicos y didácticos orientados al campo de la formación profesional como al conocimiento de la realidad de la niñez peruana. Ha demostrado, en su corta pero fructífera- existencia – unas veces fusionada, excluida en numerosas oportunidades, por erróneas decisiones de quienes dirigieron la institución en los últimos tres decenios -, coherencia en su organización, en sus orientaciones y apertura ante la creciente demanda de docentes para atender a los niños de los pueblos del país. Muestra de ello es el papel importante que están desempeñando la egresadas de esta especialidad a lo largo y ancho del país.
Es el nuevo milenio, el siglo XXI, el que ve alumbrar, una vez más, esta Facultad. Con nuevos retos, sustentada no sólo en razones legales, sino también en la legitimidad de su existencia: decenas de miles de niños que aún no reciben el servicio educativo lo requieren, y requieren especialistas en ese nivel educativo formados con calidad y sólidos fundamentos pedagógicos y éticos. Además que, todas las experiencias vivenciadas y las investigaciones realizadas, dentro y fuera del país, han abonado, desde vertientes científicas pluridisciplinarias, en favor de la atención pedagógica especializada de los niños menores de seis años.
Fundamentos Legales
Al haberse reconocido la vigencia de la Ley Universitaria Nº 23733, por tanto del Estatuto y del Reglamento General de la U.N.E., que emanaron de la misma, mediante Ley Nº27366 que declara el cese de las comisiones reorganizadoras impuestas por el gobierno dictatorial en 1995. A solicitud de algunos miembros de la Asamblea Universitaria, el año 2002, éste órgano aprueba por mayoría, la reconstitución de la Facultad de Educación Inicial.
La Comisión de Reconstitución de la Facultad, designada por resolución se limita a poner en vigencia real y efectiva las disposiciones reglamentarias y normativas precedentes.
Fundamentos Científicos y Académicos
El principio filosófico teleológico que se sintetiza en la frase «educar al hombre en toda su dimensión humana», consciente el reconocimiento de la acción social organizada institucionalmente en la construcción de los principios básicos de vida y existencia desde la más temprana existencia del individuo. Postulado que encaja con el paradigma del desarrollo humano, que sustenta las nuevas corrientes pedagógicas y educativas en el presente siglo.
La primera socialización, así como los factores individuales e institucionales que la generan, es de vital importancia en la construcción del sujeto, del ser humano, del agente individual del futuro. Los principios generadores básicos de actitudes, conductas, conciencia y práctica que se manifiestan en el habitus, como un marco de principio de la acción del sujeto en la estructura social, se define precisamente entre los primeros seis años de vida de las personas. Numerosas investigaciones han demostrado la certitud de esta afirmación.
La propuesta de una «educación para todos»(Jomtien), como una apuesta por reivindicar la educación como componente inalienable de los derechos esenciales de la persona y como forma de democratizar el acceso al conocimiento y la cultura en general, sólo podrá ser una realidad edificante, si se toma en cuenta la importancia de esta primera etapa en el desarrollo del ser humano. Asimismo, el pensamiento y la experiencia sociales han demostrado fehacientemente que las desigualdades socioeconómicas y culturales se abisman ante la falta de oportunidades para que millones de niños accedan a la educación inicial; situación que conforma un escenario trágico si se asume que, debido a las diferencias de oportunidades de acceso y de utilización socialmente eficiente de las nuevas tecnologías de la información, la brecha digital entre niños pobres y ricos de un mismo país y entre países subdesarrollados y desarrollados, se hace cada vez más profunda.
La demanda de decenas de miles de niños de los sectores socioeconómicos deprimidos, en situación de pobreza y pobreza extrema; y, adicionalmente, la compleja diversidad cultural en la que viven, impulsa el compromiso de la institución en la construcción de una propuesta creativa para responder ante esta grave situación. Inventar e innovar vías diversas en el campo de la pedagogía infantil es un reto que asumimos con el mayor compromiso institucional. Y la apuesta para construir alternativas racionales, emocionales y valorativas viables para alcanzar la universalización de este nivel educativo desde una perspectiva multidimensional. Todas las propuestas pedagógicas están abiertas a nuestro entendimiento para avanzar en esa dirección.
La pedagogía crítica y la pedagogía conceptual, los aportes del modelo constructivista, entre otras, así como todos los avances alcanzados por la psicología del aprendizaje, la sociología de la cultura y la antropología de la interculturalidad, nos prestan el material teórico y experimental necesarios para intentar construir un paradigma de formación inicial y continua de docentes en el campo de la Educación Inicial que lleve la impronta y la visión de La Cantuta.